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miércoles, 22 de septiembre de 2010
Actividades extraescolares para los niños.
Nos preguntamos a cuántas actividades extraescolares apuntar a los niños y si será beneficioso para ellos o no. Es fundamental plantearlas bien y no saturarles, porque lo más importante es el bienestar de tu hijo, y de la familia, ya que los padres también tenemos que cuadrar nuestras condiciones horarias y adaptarlas a las de nuestros hijos.
Muchos padres caémos en el error, de apuntar a nuestros hijos, a todas las actividades que no pudimos hacer cuando éramos niños, y nos hubiéran gustado. O de plantear la educación de nuestros hijos, de manera que puedan conseguir todo lo que nosotros, no pudimos alcanzar. Con todo esto corremos el riesgo de presionar mucho a los niños, y de que el ambiente familiar sea muy estresante, y al final el niño no quiera ir a dichas actividades. Es muy importante, que desde pequeños incentivemos a los niños a realizar deportes, o aficiones, pero sin presionar, ni obligar, ya que gran parte del rechazo de los adolescentes a la lectura, los deportes, el arte, ..., se debe a que de pequeños se les obligó a realizar estas aficciones, y les provoca rechazo.
Hay que pensar que si les cargamos los horarios de actividades, dejan de hacer las cosas propias de la edad, y eso no es ventajoso. Si las actividades extraescolares fueran necesarias, estarían incluidas en el Plan General de Estudios de los colegios. Dicho así parece un poco drástico, pero debemos ver que no son asignaturas obligatorias, y que se hacen por ocio y aficción, y pasan a ser secundarias.
Cuando lo planteamos así en el hogar, tiene un enfoque de complemento, y el niño lo nota en casa, y no debe ocupar en exceso su tiempo libre, ni afectar a sus deberes o estudios. Lo importante es que debe ser un ambiente de juego, y una actividad relajada, y sin el objetivo de alcanzar unas metas. Un niño de 6 u 8 años, no debe sentirse culpable si deja de ir a una actividad extraescolar, por ir al cumpleaños de su mejor amigo, otra cosa sería que no quiera ir para quedarse en casa jugando.
Por eso, como es algo complementario, lo que elijamos debe ser lo que le guste al niño, no algo obligado. Hay que aconsejarles y orientarles, pero ellos tienen que decidir la actividad que les gusta. Si una vez elegida, no le gusta, debemos mantener un tiempo prudente, pero si insiste en abandonar, no debemos forzar la situación. A menudo es un error, que cometemos los padres, y que pasa factura en un futuro. Los niños deben aprender de sus errores. No se debe cambiar de actividad todos los meses, pero tampoco mantenerla todo el año, si el niño no quiere ir.
Otra duda llega, cuando se hacen más mayores, y necesitan más tiempo para estudiar y hacer deberes. Aquí la decisión debe ser inteligente, y debemos saber elegir, y pensar que sobran los complementos. Tenemos que pensar que le tiene que dar tiempo a hacer los deberes, a jugar y disfrutar de la familia, antes que saturarle con actividades.
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